jueves, 28 de octubre de 2010

“La paja en el ojo ajeno”….¿eso es lo que ve Ud, señor ministro de relaciones exteriores???



     ¡Felicidades! le quedo muy bien en las Naciones Unidas el discurso aprendido, basado por razones obvias, en la reiteración de lo mismo, con lo mismo. Aplicar la estrategia de quien tú sabes, de contraatacar sacando siempre a relucir los problemas de los demás, fue y ha sido siempre un modo de encubrir la verdadera respuesta a la situación del momento. Dar una explicación de por qué hoy, cientos de cubanos desempolvan los documentos de sus ancestros, para buscar una ciudadanía transatlántica, sería demasiado comprometedora. La lista de espera en la embajada de España en Cuba, para hacerse ciudadano español, ya sobrepasa el año. Para muchos cubanos de a pie, tener un abuelo español, es como una bendición del más allá. ¿Por qué será señor ministro que para muchos en Cuba, tener un pasaporte español signifique algo así, como una carta de libertad?...aunque después, no sepan que van hacer con ella. Los matrimonios falsos con cualquier extranjero, las fugas de miles de profesionales, que logran contratos fueras de las cubanas orillas, no les parecen a Ud. razones para cuestionar, algo más que la paja en el ojo ajeno. 
    No serán la falta de derechos humanos, que se respira hipóxica, lo que ha empujado a la maroma del destierro a más de cinco generaciones. Hay casi 3 000 000 de cubanos y sus descendientes, deambulando por cualquier rincón oscuro del mundo, en busca del oxígeno prohibido, del cual Ud. ahora mismo está disfrutando. Hoy los cubanos en edad laborar, para luchar contra el despido inminente, en medio de carencias abismales de medicamentos, comidas, zapatos, y ropas, buscan un refugio de supervivencia.
¡Ah! los cambios. Señor ministro no ofenda la inteligencia del cubano; todos sabemos bien que esos cambios son cosméticos, para crear una falsa apariencia de apertura. Ud. sabe bien, que no hay materias primas, para los negocios de los cuenta protistas, y si no las tienen ¿cómo van a desarrollar el negocio?
     Muchas personas en el mundo, les prestan sus subcorticales orejas, y a ellas le podrá Ud. venir con la historia del cuenta propista, pero al cubano " de a pie" no. Sin embargo, ¿por qué no dejan comprar, a ese cubano de a pie, propiedades en Cuba, y las materias primas fuera del país?, ¿por qué no dejan, que cualquier cubano de cualquier orilla, haga su pequeño negocio en Cuba, permitiéndosele una inversión extranjera? ¡Ah! pero eso ¡no!. 
   Mi estimado señor ministro, si mi consejo le sirve de algo, cuídese su hipertensión, porque cuando le suceda lo que le sucedió a los ancestros ministros del MINREX  Robertico Robaina y Felipito Pérez Roque, quienes defendía similar discurso aprendido, ya no podrá  Ud. ir a buscar su Enalapril en la reserva del CIMEQ, de la Clínica de la Seguridad ó del Hospital Ameijeiras, y sepa que el Enalapril, está hoy dentro de los 300 medicamentos en falta, por su puesto, que para la población. Por eso aproveche ahora,que tienes el “sartén por el mango”, y haga  su reservita de Enalapril.

domingo, 24 de octubre de 2010

Yoani Sánchez y los médicos desertores atrapados en diferentes orillas.


1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Si en Cuba como dicen los Fidelistas “no se violan los derechos humanos”. Yo me pregunto:
 —¿Por qué a Yoani, no la dejan salir al extranjero?¿Cual es el miedo que le tienen a su menudo cuerpo en la otra orilla? ¿Será que el problema está en: su voz, su comunicación, sus artículos, su inteligencia sagaz  contra la violación de las libertades individuales y los derechos humanos en la Cuba de hoy?
En igual y contraria situación están los médicos, enfermeros y personal de la salud que desertamos y decidimos tomar riendas de nuestras propias vidas, zafándonos de las cadenas que nos convirtieron en esclavos modernos, para expresar nuestra libertad.
Aquí en la otra orilla y con fuertes desarraigos y sentimiento de destierro, vivimos muchos médicos cubanos que tenemos prohibido visitar tú orilla Yoani, de donde a ti no te dejan salir. Muchos médicos nunca pudieron ver a su madre enferma antes de morir porque Cuba les denegó el permiso de entrada. Yo pregunto nuevamente:
 —¿A qué le temen los segurosos del gobierno de Cuba, si nosotros vamos a Cuba a visitar nuestras familias? ¿Cual sería el problema que ellos temen de vernos de vuelta en ese estrecho caimán?
A ti no te dejan salir y a nosotros los médicos desertores, no nos dejan entran. ¿Será porque ya suman más de 6 000 en los último 4 años solamente en EUA? Extraña conducta paranoica se vislumbra tras esas decisiones. Por ejemplo cubanos contrarrevolucionarios que estuvieron presos en Cuba los dejan regresar a Cuba y en cambio a nosotros que lo único que hicimos fue romper nuestras cadenas y tú que lo único que haces es decir la verdad, nos castigan sin permitirnos cruzar las orillas.
Yoani, te exhorto en continuar en la lucha por salir de esa orilla y nosotros en luchar por volver a tu orilla, aunque por ahora nos castiguen amarrados a distintas orillas, un día el mar se abrirá y estas dos orillas e unirán. Por eso cada vez estoy más segura que la intensidad del castigo rojo es proporcional al sentido humano de que estamos en el camino correcto.

viernes, 15 de octubre de 2010

Memorias del 2000. Cuando, Yo era Medico en Cuba.


Mi vecina P. me comentaba, que una amiga trabajadora del sexo  (prostituta), cuando salía en sus juergas por la noche y ganaba poco dinero, ella y sus compañeras de trabajo decían:
“Hoy hemos tenido un día de Medico”.
Después de 6 años de estudios de Medicina, tres de especialista en MGI y  tres de otra segunda especialidad, y más de 15 años de graduada de médico, cada día  tengo más necesidades básicas sin resolver como: vestirme, alimentarme, transportarme y de vivienda, que en la época de estudiante, que con solo 50 pesos cubanos compraba, suficiente comida en el mercadito paralelo de la esquina.
Todos mis compañeros del preuniversitario están llevando una vida profesional mucho más recompensada económicamente que la mía.
Los fines de semana, son para poder trabajar en casa, lo que no alcanzo a terminar en la semana, cuando no tengo guardias ó me toque dormir la postguardia. Estoy más familiarizada con los problemas de mis pacientes que con los de mi familia.
Me cuestiono porque a los 17 años cuando comencé en medicina, embullada por el novio del momento, no seguí mis verdaderas inclinaciones de ser periodista, ahora recuerdo mi madre:
“Los periodistas cuando terminan su carrera —ella me decía— no tiene trabajo y lo ponen sin hacer nada a llenar papeles en el Poder Popular”.
Tomo más café durante una consulta y un guardia médica que agua en el día. Extraño los días en que podía saber lo que pasaba con las películas del Festival de Cine de la Habana. Y para ponerle la tapa al pomo, siempre aparece el viejo del CDR que me cuestiona por no hacer guardias “además en el CDR” y faltar con regularidad a las obligadas reuniones de rendición de cuentas del cadavérico poder popular.
Cada día me distancio más, y me veo obligada a responder a las invitaciones con un "No puedo, inventando algo que hacer" ó  "no puedo tengo guardias” ó “estoy de post guardia”. Cuando la razón es que no tengo un vestido decente acorde a la ocasión, o mis zapatos están viejos y deteriorados, o no tengo los CUC necesario para comprarme un tinte para mis canas.
Muchas veces amanezco sin haberme acostado, y no por farandulera, la mayoría de las veces es porque los pacientes se complican en la madrugada durante la guardia. Al día siguiente después de luchar un transporte urbano aterrizo en mi apartamento subiendo a rastras los  5 pisos de mi edificio, después de trabajar más 24 horas de gratis y si son fines de semanas enlazo 15 días seguidos, sin descansar, por un salario de miseria ( 20 dolares al mes).
Yo pregunto:
¿Cuándo los médicos  especialista y profesores de la escuela de medicina, con más de 15 años de trabajo consagrado, podremos vivir con un salario superior a los 25 a 30 dólares por mes? ¿Acaso dentro de las mudanzas actuales la clase médica cubana, lograra un beneficio? —pero infelizmente me contesto a “mi misma”.
 ___¡”Mi misma”! despierta que NUNCA lograras un beneficio, a tiempo de envejeger en la nada cotidiana. 
 Mientras sea un objetivo del gobierno que pasemos dificultades y carencias, entonces nosotros estaremos más estimulados a brindarnos como esclavos para una misión en el extranjero, nuestra única vida será un infierno vestido de blanco empujada a lanzarse de esclava a cualquier oscuro rincón del mundo, desde donde le somos más rentables al gobierno y  a sus arcas. Para nosotros esa sería la única vía de comprarles un par de zapatos, a los crecientes pies de nuestros hijos adolescentes, y los medicamentos a nuestros ancianos padres.
Por eso cuando las trabajadoras del sexo hablan de un día de Medico ¿ya UD entenderá el por qué?
El Verdadero Médico Cubano, que se sienta libre de esto ó de algo parecido, que arroje la primera piedra.


jueves, 14 de octubre de 2010

Busco un sitio en la eternidad


Busco un sitio donde

comer no sea un problema,
vivir no sea una tragedia,
el pensamiento no tenga cadenas,
expresarse no esté condicionado,
latinos, árabes, negros y asiáticos no mueran en el intento
el dinero no defina quien vive o muere,
escoger un partido o una religión sea un derecho,
el alcohol, la morfina y el cánnabis no sean para consumo,
la alegría sea dueña,
el amor reviente por los poros de la piel y las mucosas,
las personas vibren en altas frecuencias de energías emocionales,
el más rico sea el que menos necesita y no el que más tiene,

Busco un  planeta

sin fronteras sexuales, de idiomas, o de clases sociales,
que sea un solo país donde los humanos seamos sus ciudadanos,
con un gobierno democrático mundial,
donde a un cuerpo animado por un espíritu,
le crezcan alas para renacer en los rayos  de la divina belleza

Busco vivir en la eternidad.


Yo el Angel Disidente 

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Fuego en el Hospital Ameijeiras? ¿Donde están las fotos tomadas por los celulares?



Las habituales inestabilidades del voltaje en Centro Habana, provocaron que estallara uno de los transformadores del HHA, esto condujo a que cada uno de los otros transformadores estallara también como “efecto dómino”. Las explosiones desordenaron los tímpanos de todos en el hospital,  la conocida en Cuba “peste a cable quemado”, camino por toda consulta externa del H. Ameijeiras ubicada en su sótano, y se formo el corre-corre entonces: pacientes, acompañantes y trabajadores volaron bajo el intento humano de conservación hacia las calles aledañas, por donde único tiene salida el hospital en el sótano: Marqués Gonzales y Belascoain.
En la torre del hospital, se difundió la alarma de que el hospital cogió fuego por “culpa de las calderas” y entre las personas comentaban que si alcanzaban las tomas de oxígeno de los salones de operaciones y las terapias intensivas, podría volar el hospital.
El pánico apareció y con él la salida “como cohetes” de pacientes que bajaron por las escaleras en pijamas con sus acompañantes, sin antes coger sus maletas, otros con los sueros  sosteniéndolos en la mano ayudados por sus acompañantes.
Todos a cruzar las calles y lograr instalarse en las cafeterías de cuenta propistas y estatales, que pululan en los laterales del hospital. La solidaridad humana del cubano salió a flote de inmediato, y los empleados innovaron puestos médicos de urgencia “en campaña”, a los pacientes más enfermos los colocaron sobre las mesas, y los vecinos enseguida trajeron sus sillas y sillones para acomodar de inmediato al resto de los enfermos.
En pocos minutos aparecieron: los bomberos, las ambulancias, los carros patrulleros, y los camiones de orientales policías. Ya para ese instante el humo y la “peste a cable quemado” había desaparecido contemplándose una gran confusión entre bomberos, policías, enfermeros, médicos, pacientes acompañantes, vecinos, e “innovados puestos médicos belascoaenses de campaña”.
Del mando superior se dio la orden de “regreso a la normalidad” y los cumplidores orientales policías de la Habana, hicieron circular a la gente, sin antes aprovechar para cargar con los atrevidos que osaron sacar fotos con sus celulares. Los bomberos recogieron sus mangueras, los  médicos y enfermeros a ayudar a los pacientes a subir de nuevo y por las escaleras.
En fin “mucho ruido y pocas nueces”, (ni muertos, ni heridos) y se repararon los cinco transformadores dañados.
Pero yo me pregunto:
¿Qué paso con aquellos atrevidos que osaron sacar fotos con sus celulares? ¿Alguien pudiera contestar?

lunes, 11 de octubre de 2010

Les perdono la carrera de medicina. Yo “Quien Tu sabes” en la tierra.





Mis compañeros y yo, llegamos al teatro Lázaro Peña a las 10:00am,  como  éramos estudiantes de 6to año de Medicina, nos ubicaron en el primer piso del teatro. “Quién tú sabes” y su séquito de verdes apóstoles, ocuparon la tribuna para hablar de su gran creación “El médico de la Familia”.
La reunión era “Quién tú sabes” habla, que te habla. De vez en vez algún papagayo del discurso aprendido, recibía su permiso para repetir, aplaudir y rendir culto a su líder.  
A las 10:45 de la noche “Quién tú sabes”, da 30 minutos de merienda. A las 11:30PM reanuda sus sesiones. Mi amiga y yo al regresar de la merienda nos sorprendió ver el segundo piso del teatro VACIO.
¿Dónde están los demás? le pregunto a la secretaria de PCC.
Se fueron me contesto y nosotros nos tenemos que poner de acuerdo para salir de uno en uno sin que él se vaya a dar cuenta  nos ordena.
A las 11:45, salí por la puerta del teatro dispuesta a estudiar para mi último examen de la carrera de medicina un día 15 de Julio de 1987.
Al día siguiente a las 6:00 am al salir de mi casa la viejita del al lado me llama:
Desde las 4:00 am “La Radio Martí” está diciendo me comenta bajito y misteriosa  que más de 500 médicos anoche dejaron a Fidel ¡con la palabra en la boca! y se le fueron en su misma cara y él decidió “quitarles la carrera de medicina” — y termina su venenoso comentario llevándose sus manos a la cabeza.
La angustia desequilibro mi cuerpo y empecé a temblar de arriba abajo. Al llegar al hospital tirados debajo de unos árboles estaban mis compañeros abrazados unos contra otros llorando. Nos echaron como a perros del hospital, y nos prohibieron hacer el último examen. Nos dijeron que estuviéramos localizables dentro de nuestras  casas.
Llegue a mi casa con un llanto incontrolable. Mi padre que no entendía:
 Si te equivocaste y mataste a alguien  me decía  yo te busco un abogado —me aseguraba para tranquilizarme.
Cuando le conté se apareció casi todo mi barrio y todo el mundo gritaba:
 “Pero que se ha creído ese hombre” otro vecino preguntaba ¿quién te quito la carrera?
  —¿Quién va a ser? “Quien tu sabes” mi padre contestaba.
Después de interrogatorios, reuniones y suplicas frente al Kremlin Quien tu sabes NOS PERDONO LA CARRERA. Pero sin antes hacernos saber que a la corta o a la larga siempre nos pasaría la cuenta, pues ya nos tenía:
 ¡BIEN MARCADOS!

¿Enfermeros emergentes o instantáneos? ¿De quién fue la idea?






Era sábado en la noche y yo estaba de guardia en uno de los hospitales de Ciudad de la Habana, donde radica la minúscula vivienda, donde habitamos mis dos hijos en su segunda adolescencia, mi esposo, mi gata y yo.
A las 8 de la noche me dirijo al comedor a intentar aplacar el hambre durante la gratis guardia sin un digno refuerzo alimentario. Al salir del comedor como jefa de la guardia me paro frente a una de las salas hospitalarias a corroborar con el rabillo del ojo si “todo anda bien”. Los gritos de:
¡Ay mi madre! quítamelo que no aguanto más el dolor resonaban desde adentro.
Yo me dirijo al lugar de donde emergían los lamentos. La habitación tenía un paciente obeso sentado gritando y una enfermera aun adolescente pasándole un medicamento por la vena.
Enfermera ¿qué medicamento UD está administrando? le pregunto.
Cloruro de Potasio en ámpula pues las tabletas se acabaron —responde con la mayor naturalidad del mundo.
Yo en un santiamén, agarre la jeringuilla y se la extraje de la vena del paciente.
A la enfermera la lleve a la estación de enfermería y le pregunte:
Con quien consultaste el cambio de vía de administración del medicamento?  —le comenté muy seria.
Con nadie ¡¿a caso NO es el mismo medicamento?! —contestó con gran seguridad.
 La enfermera debido a su juventud y a los pocos meses de preparación no sabía que el Cloruro de Potasio directo en vena es la inyección letal que se aplica en muchos países para cumplir la sentencia de muerte. Cuando le conté lloraba sin parar.
A ella la dejaron sola al frente de todo una sala de medicina interna bajo el control de la enfermera supervisora como no disponían de enfermeras para el fin de semana, y si  ella tenía alguna duda que preguntara, pero ella “nunca tuvo dudas” “a caso NO es el mismo medicamento”.  
La alta decepción en la profesión de enfermería, generada por un salario de 20 dólares al mes, provocó el éxodo de estelares enfermera, y la grandiosa idea de la fabricación emergente de “enfermeras”.  Gracias a Dios el paciente se salvo, pues el cloruro de potasio en vena directo produce un dolor intolerante. La enfermera al día siguiente se fue del hospital y nunca más regreso, solo tenía 18 años.