Antes de conocerse que era un espía (chivato/trompeta)
Pedro Veliz Martínez, espía comunista galardonado por el gobierno de Cuba, trabajaba en la unidad de terapia intermedia del hospital Fajardo, su carácter era agresivo y con facilidad gritaba en alta voz, sobre todo, a los pacientes. En cierta ocasión “se fajo a los piñazos con sus superiores, un nefrólogo y un magnifico profesor de medicina interna de ese hospital”, la directora del hospital Mayra Hernandez Petterson, en más de una ocasión tuvo que sancionarlo por su mal trabajo como médico.
En su comportamiento mostraba padecer de un trastorno de personalidad, y su calidad profesional dejaba mucho que decir. Constantemente se ausentaba mostrando certificados médicos, por un problema de la “rodilla”. Su nivel de vida mientras trabajo para la SINA, era superior a la del resto de los médicos, siempre alegando que su madre vivía en los EE UU y le mandaba “guaniKIKI”.
Cierta noche que coincidimos en una guardia me dijo:
___¿Si quieres yo te puedo conseguir la salida del país?
___ No gracias, yo digo como decía mi tío Ernesto (ex presidiario político) “al comunismo se le combate desde adentro NO desde afuera” __ le conteste.
Meses después, mi amiga la hematóloga vinculada a la disidencia en la Habana, me dijo:
__ Pedro Veliz, no tiene nada en la rodilla, lo que está en los tribunales “echando palante a medio mundo”, y ya metieron preso a unos cuantos, es tremendo trompeta.
Les confesare que, en un primer momento, se me aflojaron los pies, pensé que podían venir también por mí, pues el trompeta sabía bien como yo pensaba.
Después de hacerse pública su verdadera identidad
La seguridad del estado, lo escondió junto a su familia, en algún rincón de Cuba durante un año. Luego fue al Hospital Ameijeiras, a la terapia intermedia. Sus compañeros según me contaron cuando él entraba todos “cerraban sus bocas y solo hablaban en lenguaje medico”, el rechazo lo llevo a que lo trasladaran a la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Ameijeiras, donde el rechazo era tan evidente que si se sentaba a almorzar junto a otros médicos ellos con discreción se cambiaban de mesa. Cuando llego, de sus vacaciones, el jefe de la UTI, y se dio cuenta “a quien le habían metido allí”, entonces le dijo a Pedro que lo trasladaría a la terapia de Cirugía Cardiovascular para que “aprendiera el manejo hemodinámico” (con el fin de salirse de su presencia). El jefe de la nueva unidad, de una forma muy inteligente, le fue haciendo la vida imposible hasta que el mismo Pedro Veliz decidió abandonarla. El jefe me dijo:
__ Al fin salimos de él, era peligroso tenerlo cerca de nosotros.
Terminando en el sitio donde único podría ser aceptado: las oficinas del viceministerio de asistencia médica, atendiendo el Sistema Integrado de Urgencia Medica (SIUM), entre papeles y comunistas, disfrutando de haberse ganado el merito de tener Internet desde su casa.
Pedro Veliz, te seguimos como sombras tus pasos, los sufrimientos, a cambio de dinero, que provocaste, algún día se revertirán sobre ti con la misma fuerza brutal con que los provocaste. Que Dios se apiade de ti.